De las lejanas tierras del Norte, donde las horas de luz son
escasas y las temperaturas bajo cero habituales, llega “la receta de la
felicidad”. Se llama Hygge (aunque se pronuncia "juga") y consiste en
una particular forma de entender y de disfrutar de la vida basada en los planes
sencillos, confortables y relajados en soledad o buena compañía. Esto es, un
estilo de vida basado en la sencillez, en la calma, en la calidez de lo
hogareño, el antídoto perfecto contra una forma de vida acelerada, basada en el
consumismo y en las relaciones deshumanizadas. ¿De quién es el invento? De los
daneses, quienes pueden presumir de ser los seres humanos más felices del mundo,
según un informe mundial de la ONU del año 2016. En Dinamarca hace llueve y
hace frío el 90% del año y se hace de noche en invierno a las 3 de la tarde. ¡En
el país donde los impuestos se llevan hasta el 60 por ciento de los sueldos! ¿Cómo
hacen los daneses para ser felices? La casa de cada uno se convierte en un
santuario de comodidad. Se vive de manera simple y con pocos elementos en la
casa, pero todos de un significado emocional importante. Se declara la guerra a
lo sintético y se apuesta por maderas, lanas, pieles o cueros y una iluminación
a vela. El vestuario de andar por casa son pijamas, batas y pantuflas porque en
un hogar con hygge ¡No se entra con zapatos! Las familias realizan diversas
actividades como juegos de mesa, baños de inmersión de media hora o largas
tardes dedicadas a la lectura, como una postura opuesta al vértigo de la vida
moderna…