La vida no es un problema para ser resuelto, es un misterio para
ser vivido. Por eso vive como si este fuera el último día de tu vida, porque el
mañana es inseguro, el ayer no te pertenece y solamente el hoy es tuyo. Vivir
la vida es aprender que un tropezón no es caída, que todo en la vida vuelve,
que no hay mal que por bien no venga. Que con voluntad y esfuerzo, todo resulta
más fácil, que lo más valioso del mundo es la familia y los amigos de verdad.
Que no se llora a quien no te valora, que por más tropezón, caída u obstáculo o
barrera que se interponga en el camino, el objetivo es levantar la cabeza y
seguir. La vida también te va enseñando quien si, quien y quien nunca! Todas
las batallas en la vida sirven para enseñarnos algo, inclusive aquellas que
perdemos. La vida es tan buena maestra que si no aprendes la lección te la
repite ¿Sabías cuál es la diferencia entre la escuela y la vida? Que en la
escuela primero aprendes una lección, y luego te ponen una prueba. Y en la vida
te mandan la prueba y luego aprendes la lección. Y te guste o no la vida sigue
adelante ¡Contigo o sin ti! Dale a cada día la posibilidad de ser el mejor día
de tu vida y haz una matemática sumando alegrías, restando dolor, dividiendo
las penas y multiplicando el amor. Las mejores cosas de la vida, no son cosas.
Son momentos, emociones, recuerdos, lecciones… No son los años los que te
enseñan sobre la vida si no, como vives los años. Disfruta de la vida ¡Hay
mucho tiempo para estar muerto!