martes, 20 de junio de 2017

Miradas que hablan


Los ojos son el punto donde se mezclan alma y cuerpo. Dice Bécquer que: “El alma que puede hablar con los ojos, también puede besar con la mirada”. Y es que una mirada no dice nada, y al mismo tiempo, lo dice todo. Hay quien te dice con la mirada, lo que con su voz no puede. ¿Sabías que en un choque de miradas, una sonrisa es el mejor accidente? En ese justo momento, el tiempo no sabe si seguir avanzando o colapsar. Basta solo una mirada para entender que la amistad dejo de ser suficiente y se convierte en una invitación a pasar juntos la eternidad. Sin decirse nada y con una simple mirada puede comenzar una hermosa historia de amor. Cuando la mirada y el silencio se encuentran, se abrazan, quieren hacer el instante eterno, y detienen el tiempo… está naciendo el amor, un amor como este: “Estaban uno frente a otro sin hablar, no porque no tuvieran nada que decirse, sino porque con sus miradas telepáticas se lo decían todo. Cuando ella creía que Él  no la veía, El no dejaba de mirarla. Y cuando Él le hablaba no podía sostener su mirada. El nunca aprendió a ocultar en su mirada cuanto la quería, el brillo de sus ojos lo delataba. Ella estaba aterrada, debilitada, muerta al saber que lo bonito no eran los ojos de Él, sino como la miraba. Lo que su corazón callaba, se lo gritaba con los ojos”. Aquí se cumple aquello de que las miradas, aunque no hablan, son las que acaban diciendo la verdad. Los labios mienten ¡los ojos no!