Teresa de Calcuta dijo en una ocasión que: “El perdón es una
decisión, no un sentimiento, porque cuando perdonamos, no sentimos más la
ofensa, no sentimos más rencor. Perdona, que perdonando tendrás en paz tu alma
y la tendrá el que te ofendió”. La vida se vuelve más fácil cuando aceptas una
disculpa que nunca llego. Esto se llama perdonar en tu corazón. ¿Sabías que el
perdón es un regalo que te das a ti mismo? El perdonar no es algo que haces por
otras personas. Es algo que haces por ti mismo para seguir con tu vida. No hay
nada como vivir sin enemigos. Nada peor para el cuerpo que el miedo, la culpa,
el resentimiento y la critica que te hace juez y cómplice de lo que te
disgusta. Aprende a perdonar porque es imposible caminar por la vida con muchas
heridas abiertas. Perdonar no quiere decir dar la razón a la persona que nos
ofende ¡Es liberar nuestra alma! Perdona a quien te lastime, no porque lo
merezca, sino porque tú no mereces cargar odio en tu corazón. El que no perdona
no se quiere a sí mismo, porque solo alguien que no se ama, permite que el veneno entre en su corazón. Se suave, no
dejes que el mundo te haga duro, no dejes que el dolor te haga odiar. No dejes
que la amargura robe tu dulzura. Shakespeare decía que: “El perdón cae como
lluvia suave desde el cielo a la tierra. Es dos veces bendito; bendice al que
lo da y al que lo recibe.” Por eso hoy decido perdonar, olvidar y empezar de
nuevo…