viernes, 2 de junio de 2017

Tres puntos suspensivos


Alguien dijo que las mejores historias de amor terminan en tres puntos suspensivos… “Pudo el amor ser un nudo, decía Homero Expósito, mas dudo que pudo luchando vencer. Una casa era pobre, otra rica. Facilmente se explica que no pudo ser”. ¡Nunca pudo ser! Si tenían la seguridad les faltaba la ocasión. Si tenían la ocasión les faltaba la seguridad. ¿Sabes cual era el problema? Buscaron recuerdos viejos en personas nuevas. Y aprendieron juntos que en el amor el “nunca más” NUNCA se cumple y el “para siempre” SIEMPRE termina. Tal vez lo suyo era conocerse, pero no estar juntos. Carrol dijo que: “Si así fue, así pudo ser, si así fuera, así podría ser, pero como no es, no es. Es cuestión de lógica.” Y se alejaron, así sin más; les hubiese gustado enojarse, pelearse y con eso tener una razón, pero no, se alejaron queriendo convertirse en tres puntos suspensivos… Acordaron volver a verse cuando el destino tuviese ganas de juntarlos. Y mientras se despedían se escuchaba a lo lejos una tonada: “En un beso va el alma y en mi alma está el beso que no pudo ser”. No fueron, ni son, ni serán. Porque para ser hay que estar y no quisieron, ni ser, ni estar, ni querer. “Nos envejece más la cobardía que el tiempo, dijo Cabral, los años solo arrugan la piel pero el miedo arruga el alma”. Érase una vez tres puntos suspensivos… el silencio se llevó uno, la distancia se llevó otro.