A medida que aprendí a tener amor propio, me liberé de aquello que
no me hace bien: comidas, personas, cosas y situaciones que me empujaban al
lodo del desánimo. Al principio a eso lo llamé egoísmo. Hoy sé que de lo que se
trata eso es de… amor propio.
A medida que aprendí a tener amor propio, pude comprender lo
ofensivo que puede ser forzar mis deseos sobre alguien, sin importarme que no
sea el momento adecuado. Hoy sé que de lo que se trata eso es de… respeto.
A medida que aprendí a tener amor propio, desistí de intentar
llevar siempre la razón, y desde entonces me equivoqué mucho menos. Hoy sé que
de lo que se trata eso es de… humildad.
A medida que aprendí a tener amor propio, me di cuenta que mi
mente me perturbaba y enfermaba. Pero a medida que fui siendo fiel a mi corazón
mi mente se convertía en un buen aliado. Hoy sé que de lo que se trata eso es
de… sabiduría del corazón.
A medida que aprendí a tener amor propio, dejé de desear una vida
diferente, y me di cuenta de que todo
cuanto nos rodea es una invitación a
crecer. Hoy sé que de lo que se trata eso es de… madurez.
Ya no hay necesidad de temer discutir, ni temer diferencias con
otros o nosotros mismos... Pues hasta las estrellas chocan entre sí, y de su
colisión nuevos mundos nacen. Hoy sé que de lo que se trata eso es de… vida.
(Charles Chaplin)