Es triste vivir en un mundo donde la apariencia vale más que la
personalidad. Nicolás Maquiavelo decía que: “Pocos ven lo que somos, pero todos
ven lo que aparentamos”. ¿Sabías que las apariencias engañan? ¡Y más engañaran
a quien solo se fije en la apariencia! No confíes en lo que ves. Incluso la sal
se ve como azúcar. Es preferible vivir la vida reconociendo que no somos
perfectos, en ver de vivir la vida pretendiendo ser alguien que no somos. Recuerda
que las apariencias siempre cambian y que las mentiras, al final se descubren. “No
hay más realidad que la que tenemos dentro, decía Hermann Hese, Por eso la mayoría
de los seres humanos viven tan irrealmente, porque creen que las imágenes exteriores
son la realidad y no permiten a su mundo interior manifestarse”. Cuando veas un
gigante, examina antes la posición del sol; no vaya a ser la sombra de un
pigmeo ¡La inteligencia de unos pocos percibe aquello que se oculta! Razón tenía
aquel ciego que dijo: “Deberían envidiarme todos, pues tengo la ventaja de amar
a las personas por lo que son, y no por lo que aparentan ser”. Tu vida es como
un libro en el que a todos les está permitido ver el título, pero solo los que
te aman llegan a ver el contenido. Robert Walser dijo: “A menudo las
apariencias engañan, señor mío, y lo mejor es dejar el juicio sobre una persona
a esa misma persona. Nadie puede conocer tan bien como él mismo a un hombre que
ha visto y vivido tanto”.