El juego “Ahorcado” consiste en tomar una hoja de papel y colocar
en forma consecutiva una corta línea por cada letra de la palabra por adivinar (generalmente
se utilizan palabras difíciles). La otra persona irá diciendo letras. Si
pertenece a la palabra, se coloca sobre la línea que corresponde, y si no… se
anota con un palito en una horca (que irá formando un hombrecito). A medida que
se van diciendo letras que no sirven, se va completando el dibujo del
hombrecito. Cuando esté terminado, estará “ahorcado”. En algunos países es
legal la práctica del ahorcamiento y aun se usa para hacer justicia. El caso
más recordado de los últimos tiempos es el del presidente Sadam Husein, condenado
a la horca en diciembre 2006 por delitos de crímenes contra la humanidad. En la
antigua Persia (Irán) un leal servidor del rey Asuero llamado Aman se llenó de
odio, ira y venganza contra Mardoqueo (Libro de Ester), a tal grado que planeó
asesinarlo construyendo una horca para tal fin. Al final, el instrumento se
utilizó para ahorcar al mismo Amán. ¿Por qué Amán perdió en el “ahorcado”?
Porque en vez de disfrutar de lo que tenía, empleó su energía en envidiar a
Mardoqueo. En vez de usar su puesto para servir y ayudar, se dedicó a tramar
estrategias para perjudicar a los demás. En vez de canalizar sus propósitos para
crecer y desarrollarse, se ocupó de que otros (como Ester y Mardoqueo) no lo
lograran tampoco.