“Salomón dijo en una ocasión: “Hijo mío, no pierdas de vista el
sentido común ni el discernimiento. Aférrate a ellos,” Proverbios 3: 21. A
mediados del siglo XX existía en los EEUU, lo que se denominó: “La doctrina de
la imparcialidad” la cual era una ley, que lastimosamente fue derogada en 1987
y que requería que las estaciones de radio y televisión presentaran temas
controversiales de una manera equilibrada, desde una perspectiva honesta y
equitativa. Todas las posiciones contrastantes respecto a asuntos
controversiales y de interés público eran analizadas. La medida era saludable y
ayudaba al equilibrio, aun en medios de comunicación con posiciones políticas
declaradas. Esta “doctrina” aseguraba que los oyentes o los telespectadores fueran
expuestos a una diversidad de criterios que los ayudaría a tomar mejores
decisiones cuando votaran o a formarse una opinión acerca de temas claves.
Antes de establecer su plataforma doctrinal, los primeros pioneros de la
Biblia, pasaron por un periodo de intenso estudio en sesiones que duraban toda
la noche. Todos aportaban, con la ayuda del Espíritu Santo, sus puntos de vista
y contribuían con su visión del significado del texto bíblico. Debemos promover
un deseable equilibrio en nuestra aproximación hacia la vida espiritual,
personal o colectiva y evitar los extremos. Pidamos a Jesús amplitud de mente
necesaria para evaluar puntos de vista divergentes. Pero, sobre todo, la
sabiduría para lograr el justo punto medio que nos permita ser semejantes a
Jesús.