Muchas personas
tienen una intención genuina de ayudar a un amigo o un familiar que está
experimentando la muerte de un ser querido, y a menudo no encuentra las
palabras adecuadas en momentos como estos; no logran más que tartamudear tras
fracasar en el intento con las palabras precisas. Algunos tienen tanto miedo de
decir o cometer alguna imprudencia que eligen no hacer nada, lo cual no es la
mejor opción. La manera perfecta de apoyar o consolar a alguien que te importa
no existe, pero si puedes cumplir algunas reglas básicas. Primero, recuerda que
tu papel es secundario, no eres el protagonista de la pena de la otra persona. Podrías
sentirte tentado a hablar sobre hechos del pasado o especular sobre el futuro
cuando el presente de la otra persona es tan sombrío. Di mejor: “Sé que te
duele. Te quiero y estoy aquí para lo que sea”. ¡Anticipa sus necesidades! No
le digas “llámame si te puedo ayudar en algo” porque no lo hará. Identifica que
le hace falta y hazle una oferta concreta: “Pasaré a visitarte cada mañana de
camino al trabajo”. Ayúdale con cosas pequeñas como recoger sus medicamentos o limpiar
su casa. Así demostrarás tu afecto. Pero, sobre todo, muéstrale tu cariño.
Disponte a estar en pie junto al vacío que ha quedado en su vida. Escucha,
hazle saber que cuenta contigo. Demuéstrale tu afecto. El amor es lo único que
perdura…