miércoles, 1 de enero de 2020

Tempus fugit

John Thackara, proponiendo pensar en las necesidades antes que, en las innovaciones, y en el valor social que, en la novedad tecnológica, formulaba la siguiente pregunta: ¿Cuándo nos lavamos la cara en la mañana, ¿Qué es lo más importante? ¿El agua o el grifo? En enero 2007, Steve Jobs lanzó el iPhone, un teléfono inteligente que cambiaría la vida de los usuarios permanentemente. Posteriormente el iPad, iPod, Apple Watch son sinónimo de vanguardia, diseño elegante y tecnología de punta. Las constantes actualizaciones y novedades de estos equipos mantienen pendiente a gran parte de la humanidad, sumergida plenamente en el consumismo. Es posible extender la pregunta del agua y el grifo a todos los ámbitos de nuestra existencia. ¿Atendemos nuestras necesidades básicas o somos esclavos de nuestros deseos? ¿Vivimos la vida que elegimos o solo la que se nos induce a vivir? “Tempus fugit”, “el tiempo vuela” decían los antiguos romanos. Si, el tiempo corre, unidireccional e irreversiblemente; y también el dinero. Frecuentemente nos quejamos por la falta de ambos. Pero, ¿De qué modo invertimos el tiempo y el dinero que tenemos? Jesús nos aconseja, en el Sermón de la Montaña, que busquemos primero el Reino de Dios. Este mundo rebosa de “reinos” inestables e inciertos. Nada de lo que hay en este mundo es seguro. Es hora de desechar la sobrecargada mochila de cosas prescindibles y de concretar una relación creciente, diaria y profunda con Dios.