John Thackara, proponiendo pensar en las necesidades antes que, en
las innovaciones, y en el valor social que, en la novedad tecnológica, formulaba
la siguiente pregunta: ¿Cuándo nos lavamos la cara en la mañana, ¿Qué es lo más
importante? ¿El agua o el grifo? En enero 2007, Steve Jobs lanzó el iPhone, un teléfono
inteligente que cambiaría la vida de los usuarios permanentemente.
Posteriormente el iPad, iPod, Apple Watch son sinónimo de vanguardia, diseño
elegante y tecnología de punta. Las constantes actualizaciones y novedades de
estos equipos mantienen pendiente a gran parte de la humanidad, sumergida
plenamente en el consumismo. Es posible extender la pregunta del agua y el
grifo a todos los ámbitos de nuestra existencia. ¿Atendemos nuestras
necesidades básicas o somos esclavos de nuestros deseos? ¿Vivimos la vida que
elegimos o solo la que se nos induce a vivir? “Tempus fugit”, “el tiempo vuela”
decían los antiguos romanos. Si, el tiempo corre, unidireccional e
irreversiblemente; y también el dinero. Frecuentemente nos quejamos por la
falta de ambos. Pero, ¿De qué modo invertimos el tiempo y el dinero que
tenemos? Jesús nos aconseja, en el Sermón de la Montaña, que busquemos primero
el Reino de Dios. Este mundo rebosa de “reinos” inestables e inciertos. Nada de
lo que hay en este mundo es seguro. Es hora de desechar la sobrecargada mochila
de cosas prescindibles y de concretar una relación creciente, diaria y profunda
con Dios.