Mafalda, la niña reflexiva de la historieta del dibujante
argentino Quino, decía que cada vez que se hace un llamado a la paz “da ocupado”.
Y tiene razón, porque más allá de todos los acuerdos y reuniones para la paz
mundial, el planeta continúa siendo un polvorín. Basta con leer la Biblia y
recorrer la historia de reinos y naciones para dar evidencias de que,
tristemente, la historia humana está salpicada de sangre. Este mundo pecaminoso
muestra la imposibilidad de establecer la paz entre los países. Pero, la Biblia
dice que podemos obtener la paz en Dios ¡Su propia paz! Nos la ha dejado y nos
la da no como la da el mundo. ¿Cómo poder alcanzarla?
a.
Apartándonos del mal, Salmo 34: 14.
b.
Obedeciendo la ley de Dios, Salmo 119:
165.
c.
Pensando en Dios y en las cosas
celestiales, Isaías 26: 3.
d.
Recibiendo la paz como un don de Dios,
Juan 14: 27.
e.
Confiando en Jesús, Juan 16: 33.
f. No afanándonos por las cosas de este
mundo, Filipenses 4: 6 y 7.
¿Sabías que la palabra paz proviene del latín
“PAX”? Está relacionada con el verbo “pacisa” que significa acordar o hacer un
trato. En este inicio de año sigue este consejo, construye la paz, busca
sosiego, procura la concordia.