“Un presente griego” es la frase que se aplica para calificar un
regalo que lleva en sí preocupaciones y perjuicios para el obsequiado o hasta
su misma destrucción o muerte. Recordemos que: Después de diez años de asedio
ante los muros de Troya, sin conseguir tomarla, se le ocurrió a Odiseo una
estratagema para lograrlo. Concertó una tregua y ofreció a los troyanos un
enorme caballo de madera en son de paz con un texto en su flanco visible (en el
otro estaba la escotilla por la que salieron los guerreros invasores) que
rezaba: «Con la agradecida esperanza de un retorno seguro a sus casas después
de una ausencia de nueve años, los griegos dedican esta ofrenda a Atenea». Para
entrarlo en la ciudad fue preciso derribar un lienzo de la muralla, pues las
grandes dimensiones del caballo hacían imposible entrarlo por las puertas. En
su vientre encerraba aquel regalo los elementos para la destrucción de la
ciudad; en efecto, allí había hecho esconder Odiseo a varios guerreros,
escogidos entre los más valientes. Al llegar la noche, salieron de su encierro
y, abriendo las puertas de la ciudad, dieron entrada a los griegos que también
irrumpieron por el boquete hecho en la muralla para entrar el célebre caballo. Este
acontecimiento originó la expresión «un presente griego», que se refiere a
recibir un regalo aparentemente agradable, pero que contiene consecuencias
nefastas; una técnica de negociación basada sobre la mentira.