En setiembre 2015 el astronauta ruso Guennadi Padalka y tripulante
de la Estación Espacial Internacional superó el record mundial de estadía en el
espacio al permanecer 879 días. La Biblia narra en 2 Corintios 12: 1 – 4 que el
apóstol Pablo estuvo (no sabemos cuánto) en el cielo y regresó a este mundo. Si
bien el texto está escrito en tercera persona, “conozco a un hombre” para
alejarse de la jactancia, es evidente que Pablo habla de sí mismo pues esta
mencionando aspectos de su ministerio, y porque en el versículo 7 declara que
estas revelaciones fueron dadas a Él. Lo que si se desconoce es si fue
verdaderamente hasta el cielo o fue solo una visión; lo cierto es que llegó más
lejos que aquellos astronautas. Superó el primer cielo (la atmósfera), el
segundo cielo (los astros), y llegó al tercer cielo, es decir, hasta la misma
presencia de Dios, según el V. 4: “Lo que sé es que ese hombre fue llevado al
paraíso, y que allí escuchó cosas tan secretas que a ninguna persona le está
permitido decirlas”. Por eso, el conocía muy bien aquello de lo que escribió en
1 Corintios 2: 9 “A eso se refieren las Escrituras cuando dicen: «Ningún ojo ha
visto, ningún oído ha escuchado, ninguna mente ha imaginado lo que Dios tiene preparado
para quienes lo aman”. Nosotros solemos tener miradas muy terrenales. Vemos el aquí
y el ahora. Es tiempo de elevar la vista. El cielo que nos espera vale más que
cualquier placer de este mundo. Mira hacia arriba y proyecta tu vida en la
presencia de Dios.