El mouse o ratón fue presentado en forma oficial en diciembre de
1968 en San Francisco, EEUU. Es un dispositivo apuntador utilizado para
facilitar el manejo en una computadora. Sin duda, este pequeño invento
revolucionó positivamente la manera de trabajar en una computadora. ¡Qué gran
importancia tienen las cosas pequeñas! Una palabra, una sonrisa, un gesto
pueden establecer la diferencia. Un hábito dañino que empieza débil y
esporádico puede convertirse en un vicio casi irrenunciable. En el año 2007 un
vuelo que iba desde Hanói, Vietnam, hacia Tokio. Japón se retrasó por cuatro
horas por la presencia de un ratón en el interior de la nave. Los miembros de
la tripulación comenzaron a buscar al roedor por todos los rincones del Boeing.
Finalmente, el pequeño animalito fue encontrado en un depósito de comida. Cientos
de personas perdieron cuatro otras de su precioso tiempo. ¡Todo por un diminuto
roedor andariego! Debes prestar atención a las cosas pequeñas, después de todo,
no son los grandes obstáculos los que traban nuestro progreso espiritual. Son
los pequeños “ratones” los que nos retrasan y demoran. Son las pequeñas moscas
las que pudren el perfume (Eclesiastés 10: 1), Son las pequeñas zorras las que
echan a perder las uvas (Cantares 2: 15).