Aún recuerdo mi primera cita a ciegas… Acordamos vernos en un
restaurante. Y mientras esperaba nuestro ansiado encuentro, recibí una llamada
que decía: “Oye no te veo ¿Dónde estás?” “¿Ves un tipo de 1,85 más, cuerpo
esculpido, barba de cuatro días y ojos verdes?” Le dije. “Siiii” me contestó la
dama. “El gordito de atrás” respondí. Imagino que de antemano, me había mirado
y pensó: -Ay no, que no sea ese. Sin embargo, la mujer se acercó a la mesa en
donde me encontraba y se sentó. ¡Ella no dijo absolutamente nada durante la
cena! Terminó su comida y se fue… Después, miré mi celular y encontré un
mensaje de mi cita, diciendo que no iba a poder llegar. ¿Con quién cené? Ese día
comí tanto pan… Me pregunto si fue buena idea que intercambiarnos fotos antes
del encuentro. Uno se ve lindo en las fotos de las redes sociales, lástima que
no se pueda salir con el filtro a la calle. Tal vez si la chica hubiese sido
ciega, habría tenido más posibilidades… ¡Nunca lo sabré!