En la madurez el cauce se transforma en una corriente de paz que
se mueve lentamente hacia esa infinita grandeza que es el final de todos los
viajes y a donde van a parar todos los ríos: el mar. Ya no hay carreras,
nerviosismos, competencias, prisas, luchas ni duelos a muerte. Nuestro sitio
está en el palco, no en el ruedo. Pensé que cuando mis amigos decían “Viene
algo mejor”, se trataba de una persona, nunca imaginé que era mi madurez,
independencia y plenitud. Cierto… a mis lozanías va a seguir el invierno: ¡Más
tu vida no me dijiste que mayo fuese eterno! Definitivamente lo que íbamos a
ser ya lo somos. Y lo que no íbamos a ser, ya no lo fuimos… ni lo seremos. No a
estas alturas… ¿Entonces, para que preocuparnos? Sin embargo, ningún poder en
la tierra podrá arrancarte lo que has vivido ¡Las cosas no valen por el tiempo
que duran, sino por las huellas que dejan! La muerte esta tan segura de su
victoria que nos da toda una vida de ventaja ¡Entonces vive! Porque una vez
terminado el juego, el rey y el peón vuelven a la misma caja. ¡No tengas miedo
a morir, ten miedo a no vivir! Que cosa extraña es el hombre: Nacer no pide,
vivir no sabe, morir no quiere.