El medio más fácil para ser engañado es creerse más listo que los
demás. Quien se cree el mejor se compara con otros. Quien trata de ser mejor se
supera a sí mismo. Cuando uno empieza a sentirse superior a los demás, debe
darse una vuelta por el cementerio. ¡Uno se da cuenta de que ahí termina todo!
El rey y el peón van a dar a la misma caja una vez finalizado el juego. ¡Hay
gente que se cree la última Coca Cola del desierto! O ¡La última “chupada de
mango”! Olvidan que la vida no se trata de ser un ganador o un perdedor, se
trata de ser uno mismo y dar lo mejor. No se trata de superar a los demás ¡Esto
es un signo de inferioridad! Se trata de superarse a uno mismo. Debemos reconocer
con humildad que entre más aprendemos menos entendemos. Solo así generamos en
nosotros el hàbito de enriquecer a diario nuestra mente con nuevos
conocimientos que aclaren nuestras dudas. La humildad abre puertas, la
prepotencia las cierra. No entiendo a esas personas que necesitan hacer sufrir
a otras, para creerse un poquito superior a los demás. La grandeza de una
persona se mide por la cantidad de maravillas que podría hacer para hacer reír
a quien lo necesita. Ojo con creerse mejor que otro y cuidado con pensarse más
capaz que los demás, porque la vida da lecciones y acomoda el EGO en su lugar.