El apóstol Pablo dijo: “Porque todos los males comienzan cuando
sólo se piensa en el dinero. Por el deseo de amontonarlo, muchos se olvidaron
de obedecer a Dios y acabaron por tener muchos problemas y sufrimientos”. Es
inconcebible como los seres humanos se pelean por conseguir cosas, y luego
deben morir custodiándolas. Lo mejor sería sujetar esas cosas sin apretar mucho
las manos, de otra forma les dolerá cuando Dios les abra los dedos. Salomón también
dijo: “Quien ama el dinero, de dinero no se sacia. Quien ama las riquezas nunca
tiene suficiente. ¡Esto es absurdo!” El dinero puede comprarte una medicina,
pero no la salud. Puede comprar sexo, pero no el amor. Y aunque pudieras
comprar amor con dinero, vivirías en una constante mentira. Anacreòn dijo:
“Maldito el que por encima de todos los demás está esclavizado por el amor al
dinero. El dinero ocupa el lugar de hermanos, el dinero ocupa el lugar de los
padres, el dinero ocupa el lugar del ser amado, el dinero nos trae la guerra”.
Nada prueba mejor un carácter estrecho y ruin que el amor al dinero, y nada es
más noble y excelso que despreciarlo sino se tiene, y emplearlo cuando se
tiene, en forma benéfica y generosa.