Una familia se acomoda a lo que tiene, cuando hay amor. Porque lo
que se necesita para conseguir la felicidad no es una vida cómoda, sino un
corazón enamorado. ¿Sabías que no existe la familia perfecta? Todos discutimos
y peleamos. En ocasiones incluso dejamos de hablarnos, pero al final… la
familia es la familia, y el amor siempre estará ahí. Cuando hay amor, hay perdón
¡Sin perdón no hay amor! Debemos entender que la familia es como la música,
algunas notas altas, otras bajas, pero siempre es una hermosa canción. Cuando
hay amor la distancia no importa, porque no se trata de convivir juntos, lo que
importa es cuánto tiempo estamos dispuestos a soportar la ausencia de nuestros
seres queridos para tener su presencia. Cuando hay amor, hay una preocupación sincera,
constante y genuina de cuidar y ayudarnos unos a otros en todo momento, no solo
cuando es conveniente. El amor verdadero es la única riqueza que no se compra
ni se vende. ¿La mejor herencia? Es el tiempo que les dedicaste a tus hijos. Para
estar mañana en el recuerdo de ellos; debes estar presente en sus vidas hoy. No
hay que ser ingeniero para construir un amor, ni abogado para defenderlo o
doctor para salvarlo. Se requiere ser sincero para conservarlo. Un proverbio
chino dice: “Gobierna tu casa y sabrás cuánto cuesta la leña y el arroz; cría a
tus hijos, y sabrás cuanto debes a tus padres”.