El Año Nuevo no se compromete a hacer realidad sus propósitos,
metas, objetivos, fantasías o cualquier otra proyección ilusoria. Es
responsabilidad única de usted que todo lo anterior ocurra, máxime si su meta
para el 2019 es cumplir los objetivos del 2018, que son los mismos del 2017 y
que no pudo lograr en el 2016 y que prometió en el 2015, aunque los planificó bien
en el 2014 después de pensarlos en el 2013. Algo parecido a cuando prometió
bajar 5 kilos en el 2015, 7 kilos en el 2016, 10 kilos en el 2017 y 13 kilos en
el 2018. En cuanto al sobrepeso, el problema debe ser que cada 1 de enero usted
vuelve cansadísima del gimnasio ¡Y eso que solo va a pedir información! Ojalá
que este 7 de enero a las 8 de la mañana no atrase la báscula 5 kilogramos,
como hace todos los años. El Año Nuevo no está obligado a ser mejor que el Año
Viejo. No es el 2019 el que tiene que ser diferente ¡Es usted! El Año Nuevo no
promete llenar sus expectativas, cualquiera que estas sean. Tampoco está sujeto
a cumplir predicciones económicas, políticas o deportivas. El Año Nuevo no se
hace responsable por pérdidas, enfermedades, bancarrotas, despidos, incrementos
de peso y talla, decepciones amorosas, crisis existenciales o cualquier otra
desgracia que pueda sufrir en su transcurso. Las condiciones del Año Nuevo
están sujetas a constante cambio sin previo aviso. Sin embargo, es mi mayor
deseo ¡Que todos sus problemas duren tanto como sus propósitos de Año Nuevo!