Joaquín Sabina dice que: “Todos, alguna vez, hemos sido amores
pasajeros de trenes que no iban a ningún lado”. Quietos, estancados, en
carriles atascados y escapando a ningún lado o tratando de pasarse de costado.
También alguien dijo que: “El tren pasa una sola vez”. Sin embargo, con el
tiempo me he dado cuenta que el tren sigue pasando… ¡Pero con distintos
pasajeros! Así es la vida, como un viaje en tren. Personas muy especiales y
significativas comienzan el viaje junto a ti. Familia, amigos y en algún
momento, el amor de tu vida. Otros se suben a mitad del camino y muchos se
bajan antes de llegar porque lo único que querían era dar un paseo contigo.
Muchos al bajar, dejan un vacío permanente. Otros pasan tan desapercibidos que
ni siquiera nos dimos cuenta que desocuparon sus asientos. Y son muy pocos los
que permanecen hasta el final. Al viajar en tren también aprendes que no se
puede dar marcha atrás, que la esencia de la vida es ir hacia adelante. ¡La
vida en realidad es una vía férrea de sentido único! Con sus estaciones,
accidentes, sorpresas agradables en algunos casos, y profundas tristezas en
otros. ¿En cuál estación nos tocará bajar? Es un misterio para todos… Lo
importante es que nuestro viaje tenga un significado y que haya valido la pena
cuando dejemos el asiento vacío.