La Navidad siempre es una ocasión para el recuerdo. El recuerdo
como una vela en la oscuridad, brilla más intensamente en Navidad. Y, por lo
tanto, esta celebración también puede serlo para el perdón y la reconciliación.
Tal vez hemos perdido la unidad familiar por la fatiga del tiempo durante el
año o por desencuentros y peleas estériles. Recordar lo mejor, acogerse a la
magia del perdón y dejar lo malo del pasado atrás es el mensaje de la Navidad. También
podemos valorar el presente a través de la Navidad, porque entre otras cosas
¡Estamos vivos! La vida es un don de Dios y debemos agradecer al Creador por
permitirnos llegar otra vez a un fin de año. Y por último, la Navidad siempre
es una ocasión para la esperanza la cual hace que todas las cosas funcionen. La
esperanza de los años por venir, con todos los posibles e imaginarios logros. Que
no se nos olvide que en la Navidad nace la esperanza para todos nosotros: ¡Nace
Jesús! “El verdadero propósito de la venida de Cristo al mundo, dijo Billy
Graham, fue para que pudiera ofrecer su vida en sacrificio por los pecados de
los hombres. ¡El vino a morir! Ese es el corazón de la Navidad”.