Los magos viajaron miles de kilómetros para ver a Jesús el cual
tendría probablemente uno o dos años cuando lo hallaron. Al llegar a Belén
(Mateo 2) preguntaron: “¿Dónde está el rey de los judíos, que ha nacido? Porque
su estrella hemos visto en el oriente y venimos a adorarle”. Astrónomos
coreanos citan a finales de marzo del 4 a.C. la aparición de un cometa gigante
sin cola. También astrónomos chinos registraron la explosión de una estrella
nova a finales de marzo y principios de abril del 5 a.C. la cual fue visible muchos
días. Otra probabilidad es que la conjunción planetaria de Marte, Júpiter y
Saturno en el 6 a.C. pudo haber iniciado la marcha de los sabios. De la estrella
podemos extraer algunas reflexiones y hasta crear una analogía con la vida del
cristiano: (a) Todos saben que la estrella pertenece a Jesús (V. 2) “Su
estrella”, ¿Pertenecemos nosotros a Jesús? (b) La estrella cumple una
responsabilidad, la cual es brillar. Los magos dijeron: “Hemos visto”, ¿Somos nosotros
luz en el mundo? (c) La estrella obedece el rumbo de Dios: “En el oriente”, en
la ruta de Dios. (d) La estrella establece la diferencia (V. 7). La “Aparición
de la estrella”, marcó un antes y un después en el firmamento. (e) La estrella
guía al mundo perdido a Cristo (V. 9) “Iba delante de ellos... se detuvo sobre
donde estaba el niño”, ¿Quién sigue a quién?, ¿Guiamos o seguimos al mundo? (f)
La estrella da el verdadero gozo al mundo (V. 10) “Se regocijaron”, El mundo no
necesita más diversión ¡Necesita el gozo de la Salvación!