Todas las personas tienen tres vidas: Una vida pública, una vida
privada y una vida íntima. Mientras más viejos nos volvemos, entendemos el
valor de la privacidad, de cultivar nuestro círculo y solo dejar entrar a
ciertas personas. Elige con cuidado a tus amigos en la vida privada, pues
conociendo con quien te juntas sabrán cómo eres. Recuerda que tu amigo, tiene
un amigo que no necesariamente es tu amigo, por lo que debes ser muy discreto. Podemos
ser abiertos, honestos y reales y a la vez comprender que no todo mundo merece
un asiento en la mesa de nuestras vidas. Charles Maurice de Talleyrand decía
que: “La vida privada de un ciudadano debe ser un recinto amurallado”. Es
increíble como hay gente reacia a hablar de su vida privada, pero luego vas a
la Internet y son mucho más abiertas publicando toda su vida en diferentes
redes sociales ¿A quiénes les importa su vida privada? No han entendido que las
RRSS no son un psicólogo o un diario íntimo. Salomón decía en uno de sus
proverbios que: “La gente chismosa todo lo cuenta; la gente confiable sabe
callar”. Hay cosas con que tú las sepas es más que suficiente… ¡Lo demás es lo
de menos! Qué bonito es pasarlo bien y no publicarlo en ninguna red social,
nadie se mete, nadie se entera y nadie opina. Quien tiene una vida privada
plena, no necesita la fama para ser feliz.