Los capítulos 25 al 31 del Éxodo registran las instrucciones
precisas de Dios para construir el tabernáculo y los capítulos 35 al 39 nos
dicen cómo fueron seguidas esas instrucciones. Esta tienda de campaña o
santuario portátil era el símbolo de la presencia de Dios en medio de su pueblo
y su deseo de estar con Israel mientras avanzaba. La alta calidad de los
materiales preciosos que adornaron el tabernáculo nos muestra la grandeza de
Dios. El tabernáculo se construiría con las ofrendas aportadas de todos
aquellos voluntarios de corazón y solo los que estaban dispuestos a dar y a dar
lo mejor, fueron invitados a participar. Parte de lo ofrendado salió del botín
que recibieron de los egipcios al salir del cautiverio y se ofrendó tanto que
llegó el momento en que se le solicitó al pueblo que ya no trajese más. Además,
Dios puso sabiduría en el ánimo de todos aquellos que de corazón quisieron
comprometerse en la construcción los cuales realizaron obras primorosas. ¿Sabías
que Dios está interesado en la calidad y belleza de la obra que realizamos para
El? La obra de construir el tabernáculo y todos sus utensilios fue hecha y
terminada como Jehová lo había mandado. Cada detalle fue observado y construido
siguiendo las instrucciones precisas, que Dios había dado. Como buen líder,
Moisés delegó, confió en otros para hacer el trabajo y al final reconoció el
esfuerzo de todos.