Conocer el futuro, saber qué hay detrás de la muerte, resolver si
hay vida en otros planetas, descubrir cuando será el fin del mundo, etc., son
misterios que desvelan a muchos, enigmas que cualquier ser humano desearía
responder. El término “ocultismo” es bastante ambiguo y cubre una gama amplia
de cosas que se consideran como secretas o escondidas: Espiritismo,
clarividencia, adivinación, astrología, horóscopo, hechicería, ovnis, etc. Estas
creencias conllevan al abuso de las drogas y a la promiscuidad sexual. Tras lo
oculto se ha formado una telaraña comercial que podría estar generando a ganancias
millonarias. Libros, postales, tarjetas, camisetas, figurillas de piedra,
cristal y otros metales; seminarios y congresos, cartas y casas de adivinación
son parte de esa misteriosa red económica pues lo misterioso y lo enigmático
envuelve a un gran número de compradores. La Biblia prohíbe expresamente las prácticas
del ocultismo (Éxodo 22: 18, Deuteronomio 18: 10 al 12, I Crónicas 10: 13 y 14,
Gálatas 5: 19 al 21, Apocalipsis 21: 8, entre muchos otros textos) Cualquier
identificación con lo oculto desagrada a Dios. Debemos buscar su perdón de Dios
por nuestra participación en esas cosas y cortar todos los lazos con personas
que participen en el ocultismo.