Y Jesús le dijo a Saulo: “Dura cosa te es dar coces contra el
aguijón” (Hechos 9:5). La frase anterior es una expresión proverbial de la
época, basada en la imagen de un buey que da patadas contra la misma aguijada (Vara
larga que en un extremo tiene una punta de hierro) utilizada por los boyeros
para punzar al animal. “Coces al aguijón” significa resistirse inútilmente y no
sólo inútilmente, sino lastimarse más. En otras palabras, persistir en algo, o en
seguir con una actitud de la manera que solo genera auto daño. Algo así como querer
que te peguen en el lugar que te duele, o peor aún, pretendiendo que por eso te
deje de doler, cuando por lo contrario solo ganarás que te duela más. No
insistas en persistir con lo que ya Dios te dejó claro que no es bueno, con la misma
actitud que Dios ya te mostró que, si la sigues tomando de esa manera y no
cambias a otra, no va a darte resultado, no vas a poder avanzar y no vas a solucionar
aquello que pretendes solucionar. Solo lograrás empeorar las cosas al querer
porfiar contra la razón, contra un poder mayor y resistiendo a una fuerza a la
que nunca podrás vencer. Deja de luchar contra Dios porque lo único que se conseguirás
es salir perjudicado, como le sucede a la bestia que pretende dar patadas a la
aguijada, con lo que se pincha más pronta y profundamente. Recuerda: ¡No puedes
detener a Dios!