En nuestra sociedad se hace mucho énfasis en la aptitud física. El
anuncio dice: “Para verse bien...” Sin embargo, la salud física está sujeta a
enfermedades y accidentes. Es la forma como vivimos este breve lapso de vida en
la tierra el que determina nuestro estado eterno. El apóstol Pablo da seis
instrucciones en 1 Timoteo 4: 1 al 5: 2 para ejercitar nuestra salud espiritual,
la cual debe ser realizarse continuamente. (1) “SE EJEMPLO” V. 12. Para ganar
respeto de los demás se debe ser ejemplo de enseñanza, forma de vivir, amor, fe
y pureza. (2) “IDENTIFICATE CON AUTORIDAD” V. 13: Mediante la lectura,
exhortación, enseñanza, doctrina y ética. (3) “NO DESCUIDES EL DON QUE HAY EN
TI” V. 14: Los dones son las habilidades especiales dadas a cada persona por el
Espíritu Santo los cuales deben edificar y unir a la iglesia. ¡Se perfeccionan
por el ejercicio! (4) “MUESTRA TU PROGRESO” V. 15: Ocúpate..., permanece...,
solo así se puede crecer en madurez espiritual y en el ministerio. Las personas
no deben ver solo lo que somos, sino lo que estamos llegando a ser. (5) “CUIDA
TU COHERENCIA” V. 16: No podemos enseñar a otros y descuidarnos a nosotros
mismos. (6) “CUIDA TUS RELACIONES” 5: 1 y 2: A los mayores se les debe guardar
respeto. A la propia generación se le debe tratar como a iguales. Al sexo
opuesto el trato debe ser con absoluta pureza tomando las precauciones del
caso. A todas las edades se debe tratar con el amor que une la familia cristiana.