sábado, 8 de diciembre de 2018

Todos tenemos uno

Soy responsable de lo que soy, hago, digo, pienso y escribo. ¡No de lo que otros deduzcan, perciban, lean, interpreten o entiendan!  Yo no soy responsable de las películas mentales de otros, de sus suposiciones ni de sus conclusiones equivocadas. Dejé de dar explicaciones cuando comprendí que algunas personas solo entienden desde su nivel de percepción y que cada uno se ajusta a su propia conveniencia. Soy muy apasionado en lo que hago, aunque algunos lo llamen “Indirectas”. ¿No será más bien que sus conciencias son afectadas? Algunos leen porque piensan que les escribo, pero no es verdad. ¡Yo escribo porque sé que leen! Ahora, lo que piensen de mí, es problema de ellos. Las alusiones de algunos no son mi responsabilidad y tampoco me defino por las diferentes opiniones que los demás creen tener de mí. Joaquín Sabina dice que: “Las opiniones son como un trasero, todos tenemos uno y creemos que el de los demás apesta”. Hace rato que dejaron de afectarme muchas cosas, y aunque tengo motivos de sobra para tapar muchas bocas, elijo mi paz. No me queda la menor duda que algunos hablan por hablar y ¡Otros por aparentar! Lamento ser tan “difícil”, es la única palabra que encuentro para definirme, difícil en cuanto a mi forma de ser, pensar, tratar, querer y soportar. ¡Créanme, se lo que soy! Pero estoy tan enamorado de mí mismo que aún no conozco mis rivales.