Los planes son solamente buenas intenciones a menos que degeneren
inmediatamente en trabajo duro. Albert Einstein decía que: “Hay una fuerza
motriz más poderosa que el vapor, la electricidad y la energía atómica: La
voluntad”. Muchos dicen querer ayudar y ser de buenas intenciones, pero pocos cuentan
con la suficiente aptitud de cumplir con lo dicho. Nadie se acordaría del Buen
Samaritano si solo hubiera tenido buenas intenciones. También tenía dinero que
puso a disposición del hombre mal herido. La Ley de la Acción dice que: “Un
gramo de acción vale más que una tonelada de acción”. Dicho de otro modo, hasta
la acción más pequeña es mejor que la intención más grande. El mundo está hecho
de ACCIONES y no de buenas INTENCIONES. Salomón nos recuerda en Proverbios 3:
28 que las buenas intenciones son bonitas, pero con ellas no se logra nada
cuando dijo: “No le digas a tu prójimo: “Hoy no puedo, vuelve mañana, teniendo
hoy con qué ayudarlo”. Las mejores acciones son hechas sin esperar el aplauso o
reconocimiento de nadie, sin embargo, tarde o temprano las buenas obras se
agradecen. Recuerda que la fragancia de
las flores se extiende solo en la dirección del viento. Pero la bondad de una
persona se extiende en todas las direcciones. Las buenas intenciones también pueden
hacer daño como el cuento del mono que quiso salvar al pez de morir ahogado. Razón
tenía aquel que dijo que “El infierno está lleno de buenas intenciones y el
cielo de buenas obras”.