Me cae bien la gente que no intenta caerle bien a nadie. Que
permiten que los otros los conozcan tal y como son, sin tratar de aparentar ser
diferentes solo para caerles bien a todos. Es imposible caerle bien a todo el
mundo. ¡Ni siquiera Dios lo ha logrado! Tampoco es imposible caerles mal a
todos. Lo que sí es posible es vivir sin que te importe. En mi caso, es
imposible caerle bien a todo el mundo, porque hay cosas de mi que ni yo mismo
soporto. Pero la verdad y aunque suene antipático, no me interesa caerle bien a
nadie. Y no es que no lo haya intentado, solo que recuerdo que no soy una monedita
de oro y se me pasa… No puedo caerles bien a todos. Y lo más importante: ¡No
quiero! Incluso hay que saber caerle mal a la gente correcta. Prefiero que me
critiquen por ser distinto a que me comparen porque me volví igual que los demás.
Ahora, no le tienes que gustar a todo el mundo porque no todo el mundo ¡Tiene
buen gusto! Muchos te amarán por ser como eres y otros tantos te odiarán por la
misma razón. Entonces deja de preocuparte por complacer a todos fingiendo quien
no eres y se feliz gustándote a ti mismo. Ama tu forma de ser… convirtiéndote en
la alegría de quien te ama. No es tu culpa ser la tristeza de quien te odia ni
la preocupación de quien te envidia ¡Nadie dijo que tenías que caerles bien a
todos! Un consejo: Procura no perder la educación con nadie por más
desagradable que resulte caerle bien a quien te cae mal”.