miércoles, 28 de noviembre de 2018

Al buen entendedor...

Me encanta las personas que respetan tiempo, silencio y espacio. Es verdad que debes hablar para ser escuchado, pero a veces debes estar en silencio para ser apreciado. El silencio es el único que contesta las preguntas del pensamiento y ambos son cómplices callados de la palabra. ¿Difícil de entender? No se trata de entender todo, sino de aceptar. Mi abuela decía: “Al buen entendedor, pocas palabras”. Cuando es el corazón el que dicta las palabras, hasta el cielo respeta el silencio entre los espacios. A menos ruido, más concentración, mas producción, mas rendimiento, mas conocimiento, mas interpretación, mas lectura ¡Más placer! Una persona sabia observa en silencio las cosas y personas, para ver lo que no se puede explicar con palabras. Ve la esencia de las personas. Hay que aprender a respetar la vida de los demás, aunque uno no esté de acuerdo y no entienda sus razones. ¿Cómo lograrlo? Siendo amable, viviendo, dejando vivir a los demás y aportando paz. No pienses como los demás, pero respeta que los demás piensen diferente. Tal vez el sentimiento más elevado que se pueda sentir por otra persona sea el respeto, más que el amor y la adoración. Hay momentos en los que lo único que uno quiere ver es un analgésico…