Detrás de todo este espectáculo de palabras, tiembla
indeciblemente la esperanza de que me leas. ¡De que no haya muerto del todo en
tu memoria! Decirle a mi mente que pare de pensar en ti, es como decirle a mi corazón
que deje de latir. Es increíble como la falta de un solo ser, nos hace parecer
que el mundo está despoblado. Demasiado tiempo me debato en la añoranza con la
mirada clavada en la lejanía. Demasiado tiempo permanezco en la soledad. ¡Te
juro que trato! Trato de no sucumbir al pasado que duele, pero cuanto más lejos
de ti estoy, vuelves a entrar en mis pensamientos. Es ahí, de golpe, cuando me
doy cuenta que jamás has salido de mi corazón. ¿Será cierto que la añoranza es
el camino previo a convertirse en estatua de sal? ¿Por qué nadie nos advirtió
que extrañar, es el costo que tienen los buenos momentos? Echo de menos tu
silencio y mis poemas también te extrañan, porque, aunque es cierto que las
palabras son mías, la poesía siempre ha sido tuya. Saudade… nostalgia, deseo o
añoranza… llámalo como quieras. Solo sé que te amo como se aman ciertas cosas oscuras,
secretamente, entre la sombra y el alma. De todas las cosas que nunca he tenido…
tu eres la que más echo de menos… Cada vez estoy más convencido que solo nos
enamoramos una vez y el resto de nuestros días los gastamos buscando a alguien,
con quien volver a sentir lo mismo…