Me cae muy bien la gente que habla tres idiomas: De frente,
directo y sincera. Gente que no esconde nada y siempre da la cara. Hoy en día
es tan fácil decir las cosas por Facebook, WhatsApp, SMS o un email. Ya nadie
se atreve a mirar a los ojos y hablar de frente. Por eso odio la gente cobarde
que se esconde. Muchos juegan de valientes actuando sin importar las
consecuencias de sus actos, pero al final son más que cobardes al no
responsabilizarse. ¡Es costumbre de villanos tirar la piedra y esconder la
mano! Lo que más me molesta no es que me digas lo mal que ellos hablan de mí.
Me molesta lo cómodo que se sentían contándotelo a ti. Gente falsa que no se
cansa de hablar mal de uno y después te habla como si nada… Gente que te odia,
pero está pendiente todo el tiempo de lo que haces. Hablan demasiado por detrás
y nunca dan la cara. Hacen lo que quieren porque su identidad es desconocida. Moliere
decía que: “Aquellos cuya conducta se presta más al escarnio, son siempre los primeros
en hablar de los demás”. Crean sus propias tempestades y después se ponen
tristes cuando llueve. Se victimizan y nunca asumen la culpa de sus problemas. En
cambio, al que es feliz se le nota: No critica, no juzga, no busca pelea, no
fastidia y no se muere por ser el centro de atención.