lunes, 19 de noviembre de 2018

Te perdono


Te perdono por querer subestimarme… Jamás te percataste que se más de lo que digo, pienso más de lo que hablo y me doy cuenta de mucho más de lo crees. Te perdono por no querer, como la Caperucita Roja, soltar tus miedos. Te hubieras dado cuenta de que el lobo era parte de ti. Sin embargo, no es tu culpa que, como muñeco de nieve me acercase a tu hoguera buscando calor, sin saber que a veces lo que más creemos necesitar es lo que más daño nos hace. Te perdono porque es la única manera de llenarme de alegría al vaciar el dolor y el enojo. Te perdono para poder salir de la tormenta. Y cuando la tormenta termine tal vez no recuerde como lo haya logrado ni como sobreviví. Tampoco estaré seguro si la tormenta haya terminado realmente. Pero una cosa si es segura: Cuando salga de esta tormenta, no seré la misma persona que entró en ella. ¡De eso se trata la tormenta! Te perdono para poder alivianar mi equipaje. No puedo seguir cargando el peso enorme de la duda y la desconfianza. Decido liberar estos sentimientos negativos con la misma facilidad con la que me desprendo de algo que no uso. Te perdono porque sería imposible caminar feliz por la vida con tantas heridas abiertas. Te perdono porque si no lo hago, Dios nunca me va a perdonar…