Las verdaderas
intenciones aparecen cuando nadie nos está viendo, cuando estamos solos y a oscuras. Al principio puedes ser engañado con acciones inofensivas, porque las
verdaderas intenciones aparecen, casi siempre, hasta un tiempo después. Sin embargo, Jesús
dijo: “No hay nada oculto que no haya de ser manifestado; ni escondido, que no
haya de salir a la luz”. Tarde o temprano,
para bien o para mal, todo se descubre. Un burro puede fingir ser un caballo,
pero tarde o temprano rebuzna. No importa cuantos kilos de maquillaje te
pongas, si no eres una bonita persona por dentro, no lo irradiarás por fuera.
Puedes aceptar que cometan cualquier error contigo, pero no que te mientan, porque eso no es un error ¡Es una decisión con intención! Te apuñalan por la
espalda y luego te preguntan ¿Por qué sangras? Pero no te preocupes, tarde o
temprano todas las piezas acaban encajando y te enteras de todo… Es por eso por
lo que alejan más las actitudes que la distancia. Evita las provocaciones para
no caer en enojos basados en suposiciones que se encuentran lejos de la
realidad. Antes de explotar ¡Analiza las verdaderas intenciones! Un león jamás
voltea cuando un perro ladra. La vida nos va enseñando poco a poco que los héroes
no siempre usan capa y que los villanos no siempre caminan mostrando sus
verdaderas intenciones.