A veces es mejor respirar profundo y guardar silencio. Te das
cuenta de muchas cosas, pero prefieres no decir nada. Quisieras decir tanto,
pero sabes que es mejor callar. ¡No decir nada, pero sentir todo! Mirar sin
decir nada, hablar con los ojos exhaustos de palabras. Como si todo estuviera
dicho, como si la intención fuera clara. Mirar así… diciendo de todo, sin decir
nada. No que falten palabras o sobren silencios. Es que no alcanza el resto de
la vida para decir lo que se siente. A veces, es mejor guardar silencio y no
decir nada, porque no decir nada es la mejor respuesta. La gente puede citar
mal tus palabras, pero ¡El silencio nunca puede ser mal citado! Es el grito más
fuerte… Si hubiera un poco más de silencio, si todos guardáramos silencio… tal
vez podríamos entender algo. Dicen que el silencio es la antesala de la
palabra. Sin decir nada, se pueden decir tantas cosas, que, a veces, es mejor
callar, y dejar que sea el propio interlocutor el que imagine o interprete lo
que se intenta comunicar a través de la magia del silencio. El silencio es una
fuente de gran poder y nada fortalece la autoridad tanto como el silencio. En
la temporada adecuada es sabiduría y es mejor que cualquier discurso. A veces
la mejor estrategia es no actuar, no mover un dedo, no hablar. ¿Cómo hablar sin
conocer la historia que viene detrás?