viernes, 30 de noviembre de 2018

Volver a empezar


Eran amantes eternos, buscarse y encontrarse una y otra vez era su karma. Volvían a conocerse, a coquetearse y hablar todos los días. Regresaban a las tonterías ocurrentes y a las pláticas sin sentido de madrugada. Eran dos tontos que volvían a decirse que se gustaban, suspirando el uno por el otro y con sus caras ruborizadas. Se volvían locos de risa, ebrios de nada y paseando sin prisa por las calles, eso sí, tomados de la mano, mejor dicho… del corazón. Ella estaba enamorada de sus demonios y él de sus miedos. –Quédate conmigo –¿Y si no funciona? –Lo intentamos otra vez. ¡Porque de eso se trataba! De sentir otra vez, de tocar el cielo, de besar muy lento y de querer de nuevo. Se enamoraban una y otra vez, sin remedio, como nunca, como siempre, como todos los días. ¿Y si mañana volviesen a nacer? Se volverían a buscar y volverían a escogerse otra vez sin pensarlo. ¡Es verdad! Cometerían errores, volverían a intentarlo, fallarían, mandarían todo al carajo y empezarían otra vez si es necesario. Ante la mirada estupefacta del mundo entero, se decían el uno al otro: “Sigamos, aquí no pasa nada. Jamás probar es igual a jamás fracasar. ¡Da igual! Probemos otra vez, fracasemos otra vez, ¡Fracasemos mejor! Sin importar lo que pasó ayer ¡Aquí vamos de nuevo! ¿Qué si volvemos a caer? Pues nos levantamos, otra vez. Porque cada vez que nos levantamos llegamos más alto”. Con los años, ambos cavaron su propia tumba y escribieron juntos el epitafio: -Por lo menos lo intentamos…