Una persona que
miente está obligada a inventar veinte mas para sostener la certeza de la
primera. Y cuando descubres una mentira, terminas descubriéndolas todas ¡Te
enojas! No porque te haya mentido, sino que en adelante ya no se puede confiar en
ella y allí se acaba todo. ¡Que ironía! Te miente para no perderte y al final
te pierde por haberte mentido. Es una lástima porque este tipo de personas
nunca cambian ¡Solo aprenden a mentir mucho mejor! Y hasta se creen sus propias
mentiras. Dostoyevski decía que: “Quien se miente y escucha sus propias
mentiras llega a no distinguir ninguna verdad, ni en El, ni alrededor de Él”. Dicho
de otro modo, si esta persona es mentirosa, ella misma cree que el planeta
entero también miente. Peor aún, no solo mienten en contra de lo que saben,
sino también en contra de lo que no saben. Por un lado, dicen que tratan de
reconstruir sus vidas, pero de manera paralela se encuentran en un estado de auto
destrucción a causa de sus propias mentiras. Siempre se cumple el mismo patrón:
Primero sonrisas, luego mentiras… ¿Y al final? “Balas”. Entonces, te desilusionas
y comprendes porque Peter Pan quería ser siempre niño… ¿Qué hacer? ¡Perdona! El
perdón es un regalo silencioso que dejas en el umbral de la puerta de aquellos
que te han hecho daño…