No solo respiramos para vivir, sino que nuestra respiración indica
cómo vivimos puesto que es un reflejo de nuestro estado de salud física y
mental. A veces, todo lo que necesitamos es detenernos, respirar profundo y
hacer silencio. Y, poco a poco, todo se reordena. Cálmate y respira hondo que
la solución puede estar en tus manos y aun no te has dado cuenta. Enfócate en
todo el sacrificio que has pasado para llegar hasta aquí. Esta es la pelea de
tu vida. Despierta al león que habita en ti y demuestra de que estás hecho. ¡Es
prohibido rendirse! Solo respira profundo y continúa. Levanta la cabeza, coloca
una gran sonrisa en tus labios y sigue intentando. Aún existe algo grandioso
por acontecer. Es muy importante practicar pausas, cuando dudes, cuando te
enojes, cuando te canses, cuando te estreses. Y cuando pauses respira profundo
y agradece. Piensa en el precioso privilegio de estar vivo. Respira profundo y
medita un poco. La actividad es muy importante. Cuida tu cuerpo, haz ejercicio,
aliméntate bien, camina al aire libre bajo la calidez del sol. Respira
profundo, siente tu propia compañía. Si te amas intensamente, aunque sea por un
instante, sentirás la conexión con lo Divino. ¡Cierra tus ojos, respira
profundo y compruébalo!