Yo soy de esas personas que buscan arreglar las cosas, pero si no
veo interés ¡No molesto más! No como otros que ruegan y dan lástima para que
los quieran. Y hasta pierden su dignidad cuando deciden dejar de quererse a sí
mismos por querer a quien no los quiere. La madurez no solo tiene que ver con
la edad, madurar también es dejar de insistir porque el amor no se trata de
rogar. Una persona puede gustarte, es verdad. La puedes querer, no lo niegas.
Pero ¿Rogarle? ¡A ese nivel no deberías llegar! Amate a ti mismo lo suficiente
como para darte cuenta que, cuando alguien no te quiere, no debes rogarle,
debes seguir adelante. Has este pequeño test: ¿Mendigas por una caricia? ¿Ruegas
por un te quiero? ¿Pides un beso? Si la respuesta es SI a todas las preguntas, ¡Desaparece!
Sin despedidas dramáticas, ni cartas largas sin sentido. Walter Riso dice: “Si
no te aman, no ruegues ni te arrodilles. El amor no se suplica ni se exige,
solo acontece. Y si no ocurre te retiras dignamente a otras cosas”. Te voy a
decir cuál es tu problema: Confundiste “Luchar por ella” con “Rogarle a ella”. Si de verdad le
importaras… ¡Hasta de un teléfono prestado te llama!