Todo lo que Dios permite que llegue a nuestra vida es con un propósito.
El utiliza el error más grande y el más profundo dolor para moldearnos en una
persona mejor. El dolor es el megáfono que Dios utiliza para despertar a un
mundo de sordos. Somos como bloques de piedra a partir de los cuales el
escultor poco a poco va formando la figura del hombre. Los golpes de su cincel
que tanto daño nos hacen también nos hacen más perfectos. Cada acontecimiento bueno o no tan bueno, es
una parábola por medio de la cual Dios nos habla, y el arte de vivir es recibir
el mensaje. No importa el panorama, las circunstancias que te rodeen, los
comentarios de otros, ni lo que tu mente te quiera hacer creer. Lo que
realmente importa es que Dios no falla y El hará en tu vida lo que él ha
prometido hacer, pase lo que pase ¡Dios cumplirá! Que el enemigo mienta todo lo
que quiera ¡La victoria será tuya! No es importante el cuándo ni el cómo. Será
en su momento y será hermoso, porque los tiempos de Dios, sus planes y sus caminos
son mejores que los nuestros. Dios escucha lo que le pides, pero Él sabe que es
lo que necesitas. Dios ve cuando sufres, pero actúa cuando crees. Nunca dudes
que lo que Dios quiere darte es mejor de lo que tú le pides. ¿Eres de aquellos
que le dicen a Dios: Que se haga tu voluntad? ¿O de aquellos a quienes Dios
les dice: Muy bien, entonces, que se haga como usted quiere? Mejor di: “Lo que
Dios quiera, como Dios quiera y cuando Dios quiera”. ¡Y que pase lo que tenga
que pasar!