Usted es quien decide si va a permitir que algo le preocupe. Usted
puede, con la misma facilidad, elegir o no prestar atención a quien lo irrita u
ofende, y considerar el asunto como algo trivial e indigno de su interés.
Aquello ante lo cual usted no reacciona no podrá involucrarlo en una contienda estéril.
La mejor lección que usted puede dar a un irritante mosquito es condenarlo al
olvido, ignorándolo. Tarde o temprano, ese molesto insecto desaparecerá o morirá
solo. Si usted desperdicia tiempo y energía en “luchas menores”, la culpa será
suya. En marzo de 1916 Pancho Villa y un puñado de forajidos atacaron el
poblado de Columbus, Nuevo México, EEUU matando a 17 estadounidenses. El
presidente Wilson ordenó una captura que al final resultó infructuosa y en la
que destinó más de 123 mil soldados norteamericanos durante varios meses. Fue
un constante juego del gato y el ratón en la cual Villa fue admirado por eludir
a una fuerza tan superior. En una ocasión Pancho Villa dijo: “Al gobierno
norteamericano le costó 130 millones de dólares tratar de capturarme. Los obligué
a recorrer terreno árido y montañoso. A veces no encontraban ni una gota de
agua en cien kilómetros. Solo encontraban sol y mosquitos… ¡Y no ganaron nada!”
A veces, al tratar de arreglar un problema, se crea otro. En lugar de centrar
la atención en un problema y agravarlo mediante la difusión de cuanta
preocupación y ansiedad está causando, no se digne siquiera a reconocer la
existencia de dicho problema. Una pequeña herida es dolorosa e irritante y
usted intenta tratarla con todo tipo de medicamentos. Luego se queja y el
médico no hace sino que empeorarla, y transformar esa pequeña herida en un
asunto de gravedad. Ojala hubiese dejado la herida en paz, para que el tiempo
la curara y usted se librara de la preocupación.