lunes, 1 de enero de 2018

No se aisle

El mundo es un sitio peligroso y los enemigos acechan por doquier; ¡Todos necesitan protegerse! Una fortaleza se presenta como la alternativa más segura. Pero el aislamiento lo expone más de lo que lo protege de los peligros que lo rodean, ya que lo aísla de información valiosa. Al retirarse a su fortaleza pierde contacto y no se enterará de lo que sucede a su alrededor. En lugar de estar más seguro, se apartará del conocimiento del cual depende su propia vida. ¡Nunca se aleje tanto de las calles como para no escuchar lo que sucede a su alrededor! Pensada para defenderlo, la fortaleza en realidad lo aísla de cualquier tipo de ayuda y coarta su flexibilidad. Las fortalezas son inexpugnables, pero una vez que se ha encerrado en una, todos saben que usted está allí. ¡Su fortaleza se convierte en una prisión! El ser humano es por naturaleza una criatura sociable y depende de la interacción y la circulación social. La mayoría de las personas, cuando se sienten amenazadas, temen el peligro. En esos momentos tienden a batirse en retirada, cerrar filas y aislarse, lo que los vuelve paranoicos. El doctor Samuel Johnson decía que: “Un mortal solitario es sin duda lujurioso, probablemente supersticioso y posiblemente loco”. En momentos de incertidumbre y peligro, usted debe combatir su deseo de introversión y, por el contrario, tornarse más accesible. El contacto engendra gentileza en cambio el aislamiento genera torpeza en sus gestos y conduce a que la gente comience a evitarlo.