¿Te ha sucedido que cuando parece que todo va mal, encuentras a
esa persona que te hace feliz con cualquier tontería y hace que cambie tu vida
por completo? Recorrí tantos kilómetros sentimentales y hasta me había dado por
vencido a eso que le llaman amor. Llegué a un punto en el que pensaba que me pasaría
el resto de mi vida deprimido. Tenía un plan: No volver amar. ¡Y zas! Inesperadamente
apareciste tú por sorpresa, y adiós gran plan. Me miraste profundamente, me sonreíste
y rompiste los esquemas, cambiando aquello que una vez pensé… ¡Que no existías!
Y valió la pena conocerte. Así, sin buscarte, apareciste dando golpes en mi
existencia y retumbando en mi alma. ¡Que bárbaro el destino! Traerte así sin
avisar... Cuando mi mundo se desmoronaba me invitaste al tuyo… me propusiste
dejar la tristeza de lado y me llenaste de carcajadas… de esas que alimentan
los días abandonados. Te olvidaste de mi pasado, de mis fracasos y no te importó
lo que fui, lo que algún día por malos actos perdí. Lloraste conmigo, me
levantaste y me cuidaste. Justo cuando deje caer todas las esperanzas,
apareciste tú para recogerlas ¡De no tener nada pase a tenerlo todo! Yo supe en
el momento en que te conocí que había algo en ti que yo necesitaba. Resulta que
no era algo de ti. ¡Eras sólo tú!