Somos animales sociales, y los gustos y deseos de otras personas
ejercen inmensa influencia en nosotros. Imagina una reunión concurrida. Ves a
una chica sola, con quien nadie platica ni por error, sentada sola y sin compañía.
¿Por qué esta sola? ¿Por qué la evitan? Hasta que alguien se compadezca e
inicie una conversación con ella, parecerá indeseada. Pero a la par, una mujer está
rodeada de gran número de personas. Ríen de sus comentarios, y al hacerlo,
otros se suman al grupo, atraídos por su regocijo. Cuando ella cambia de lugar,
la gente la sigue. Su rostro resplandece a causa de la atención que recibe.
¡Tiene que haber una razón! En realidad
no hay ninguna razón en absoluto. La deseabilidad es una ilusión social y no
tiene que ver con lo que digas o hagas para jactarte o auto promocionarte. ¡Es
la sensación de que otras personas te desean! Recuerda que la gente hace su
percepción de manera inconsciente y ve lo que quiere ver. El deseo es imitativo
(Nos gusta lo que les gusta a otros) así como competitivo (Queremos quitarles a
otros lo que tienen) como el niño que pelea con otro por un juguete. Por tanto,
debes hacer que los demás te vean como una persona a la que otras aprecian y
codician. Despliega atractivos atributos: humor, vivacidad, una rara pero
adorable cualidad, etc. Haz que la gente compita por tu atención, que te vean
como alguien a quien todos persiguen.