miércoles, 3 de enero de 2018

Es mejor rendirse que ser vencido


Jesús dijo en Mateo 5: 38 – 41 “Habéis oído desde la antigüedad: “Ojo por ojo y diente por diente.” Pero yo les digo: No resistas al que te haga algún mal; al contrario, si alguien te pega en la mejilla derecha, ofrécele también la otra. Si alguien te demanda y te quiere quitar la camisa, déjale que se lleve también tu capa. Si te obligan a llevar carga una milla, llévala dos”. Cuando usted sea el más débil nunca luche simplemente por salvar su honor. Opte, en cambio, por la rendición. ¡La debilidad no es pecado! El Cardenal de Retz decía que: “Los débiles nunca ceden cuando debieran hacerlo”. La reacción exagerada de contestar una agresión con otra agresión surtirá un incontrolable efecto rebote por parte de la otra persona. Aprenda a reconocer que existen batallas que nunca podrá ganar. No resista ni se defienda sino, por el contrario, ceda, vuelva la otra mejilla, sométase. Se encontrará con que este tipo de actitudes suele neutralizar la agresividad de los demás, que esperaban, e incluso deseaban, que usted reaccionara con violencia. Su falta de resistencia los sorprenderá y confundirá. Al ceder, en realidad usted está ejerciendo el control sobre la situación. ¡Por dentro usted se mantiene firme, aunque por fuera aparente que se doblega!