Una vez escuche decir que: “La venganza es un plato que se sirve
frio se disfruta lento y tiene un sabor muy dulce”. Sin embargo Nietzsche dijo
que: “Es pobreza de espíritu obstinarse en devolver el daño que se ha recibido”.
Con la venganza nos igualamos a nuestros enemigos, mientras que con el perdón demostramos
más sabiduría e inteligencia. Es increíble como los hombres se aprestan más a
devolver un agravio que un favor, porque la gratitud es una carga y la venganza
un placer de los espíritus mezquinos la cual nunca debe confundirse con la justicia.
La justicia es la venganza del hombre social, como la venganza es la justicia del
hombre salvaje. Confucio dijo: “Antes de empezar un viaje de venganza ¡Cava dos
tumbas!” La venganza nunca es buena, mata el alma y la envenena, por eso no la
uses jamás, solo siéntate y espera. Aquellos que te hieren, suelen destruirse
por sí solos ¡Su propio veneno los matará! La venganza tan solo es una
evidencia de tus heridas, pretenderla te hará más débil ante los demás. Vengándose,
uno se iguala a su enemigo, perdonándolo, se muestra superior a él. “Los que
albergan pensamientos de odio, celos, venganza y malicia, decía Swami
Sivananda, son verdaderamente personas muy peligrosas. Causan inquietud y mala
voluntad entre los hombres. Aprende a defenderte sin venganzas y a perdonar sin
guardar rencor. ¡Hay personas que no se merecen ni un minuto de tu tiempo! Si
eres débil tratarás de vengarte, si eres fuerte, perdonarás, pero si eres
inteligente solo ignorarás.