El canciller alemán Otto Von Bismark, furioso ante las constantes críticas
de Rudolf Virchow (patólogo y político liberal alemán), pidió a sus ayudantes
que visitaran al científico para desafiarlo a un duelo. “Como soy la parte
desafiada, puedo elegir las armas, y elijo éstas –dijo Virchow, levantando dos
salchichas largas y, en apariencia, idénticas-. Una de estas está infectada con
gérmenes patógenos letales; la otra está en perfectas condiciones. Que Su
Excelencia decida cuál de las dos quiere comer, y yo comeré la otra”. Casi de
inmediato, Virchow recibió la respuesta de que el canciller había decidido
cancelar el duelo.